Una apuesta por la diversidad: Jornada sobre Liderazgo femenino de máshumano
El pasado 22 de diciembre celebramos la Jornada “Liderazgo femenino. Buenas prácticas y Oportunidades para la igualdad de género” que se celebró en formato virtual con gran éxito de asistencia.
Este evento fue inaugurado por Beatriz Sánchez Guitián, Directora General de Fundación máshumano y moderado por Tomás Pereda, Subdirector de la Fundación. Además, contó con la participación de grandes expertos en diversidad, transformación digital, innovación y gestión de personas, como Alberto Muelas, Director del área de Sustainability and Economics en Kreab España, María Sánchez-Arjona, Directora del IDDI (Universidad Francisco de Vitoria), Isabel Alonso, Vicepresidenta de Eje&Con y Pilar Trucios, Cofundadora de Experience Ahead.
En este encuentro, se planteó si debemos seguir hablando de liderazgo masculino y femenino, o hablar en su lugar de los rasgos del liderazgo que están más presentes y son más comunes en hombres y mujeres. Además, se hizo hincapié en la necesidad de un liderazgo creativo para afrontar los grandes retos a los que nos enfrentamos y en la importancia de contar con equipos diversos, donde personas de distinto género puedan aportar valor y complementarse de forma muy enriquecedora. Para ello, se apuntó como necesario generar un cambió sistémico, para integrar la diversidad de forma efectiva.
En su intervención, Alberto Muelas compartió su visión de cómo las competencias de liderazgo más vinculadas a estilos femeninos, y que también pueden ser desarrollados por perfiles masculinos, resultan altamente positivas. En este sentido, expuso las conclusiones de diversos proyectos de investigación desarrollados por Kreab España sobre temas de diversidad y brecha de género. Uno de ellos, anunciado en primicia en este encuentro, trata de reflejar la correlación entre una mayor presencia de las mujeres en puestos de notoriedad pública (en gobiernos nacionales o autonómicos, órganos de gobierno de compañías y medios de comunicación), con un mayor nivel de PIB per cápita en los países, un mayor nivel de progreso y mejores resultados empresariales.
Estas conclusiones encuentran su explicación en el papel de las mujeres como impulsoras de la democracia, la libertad de expresión, el escrutinio público y la inclusión de criterios medioambientales en la toma de decisiones; además de su capacidad de resiliencia, impulso a la innovación, gestión de riesgos y contribución a la mejora de resultados, entre otros valores.
Sin embargo, según este experto, resulta difícil evidenciar este impacto positivo del liderazgo femenino, al no existir fuentes estadísticas suficientemente buenas para realizar un diagnóstico y monitorización adecuados de problemas de género, como la brecha salarial y el techo de cristal, o la dificultad para acceder a puestos mejor remunerados. Estas barreras, además, se han visto agravadas por la crisis del Covid, que ha generado mayor impacto negativo en las mujeres, por las medidas de empleo y las nuevas dinámicas de trabajo en casa, donde es este género parece verse más afectado por responsabilidades domésticas o de cuidado familiar.
Otra de las investigaciones a las que el ponente hizo referencia, basada en las teorías de Geert Hofstede, demuestra otra posible correlación entre la cultura de los países y el progreso de sus ODS. Y señala que una cultura “más femenina”, según la definición del psicólogo social y que no es limitante a los hombres, parece ser más facilitadora de esa sostenibilidad.
Por lo tanto, según Alberto Muelas, el nuevo modelo de desarrollo, podría requerir de una cultura y estilo de liderazgo más femenino, que parece haber brillado durante la pandemia, basado en una menor jerarquía, mayor empatía, humanismo, cooperación, innovación, cuidado de las personas, conciliación y flexibilidad, entre otras características.
Por otro lado, María Sánchez Arjona afirmó que debemos avanzar en la transición social que nos permita convivir en un marco de igualdad de oportunidades, donde la diversidad sin duda resulta enriquecedora y permite a las organizaciones ser más ágiles y conseguir sus resultados de negocio. En este contexto resulta clave trabajar en cómo integrar la riqueza aportada tanto por hombres como por mujeres, donde, por ejemplo, los hombre aportan, en general, un mayor ambición por el crecimiento del negocio. Y hacer que ambos se hagan corresponsables en el desarrollo de su propio liderazgo de forma consciente, conociéndose y desarrollando los rasgos y competencias que requiere el nuevo entono, con un liderazgo transformador, creativo, humanista, relacional, motivador desde la empatía, colaborativo... Rasgos que parecen estar presentes de forma natural en el liderazgo femenino y que las mujeres deben poner en valor, dando un paso adelante con confianza y ambición. Pero que también los hombres pueden desarrollar, por eso es necesario trabajar en un modelo integrador y diverso, que aúne el valor que unos y otros aportan de forma complementaria.
Para entender el futuro, es necesario reflexionar sobre cómo hemos vivido hasta ahora, según afirmó Pilar Trucios. Para esta ponente venimos de una sociedad muy jerárquica donde aquellos que estaban más arriba, tenían mayor sabiduría y ejercían su poder e influencia sobre los que estaban más abajo. Un modelo caracterizado por unos rasgos que históricamente se consideraban más masculinos, como la ambición, el logro y conseguir grandes cosas, donde los hombres solían tener más oportunidades para ascender y lograr sus objetivos que las mujeres.
Sin embargo, según la experta, la realidad está cambiando y ahora el tema ya no es tanto un tema de género, sino de que las nuevas generaciones tienen ambiciones muy distintas a las que han visto en sus padres. Su afán ya no es poseer, sino disfrutar y tener más tiempo para vivir. Y esto parece ser común a hombres y mujeres, aunque sean ellos todavía, en muchas ocasiones, más ambiciosos que ellas en el logro de objetivos, lo que debería seguir cambiando. Y dado que ambos tienen grandes conocimientos y su talento es muy valioso para las organizaciones, éstas tienen que evolucionar hacia formatos sin sesgos, más líquidos, colaborativos y empáticos, que contribuyan a aflorar ese talento, sin perder por supuesto el foco y la ambición, para seguir siendo rentables.
Además, la situación ha evidenciado que estamos evolucionando hacia una sociedad del cuidado de personas, un aspecto donde las mujeres tienen grandes habilidades y pueden aportar mucho a las organizaciones. Y ha destacado que las organizaciones deben también reconocer y retribuir otro tipo de liderazgo que quizás aporta beneficios menos tangibles y obvios (la motivación, la positividad, la colaboración...) pero que sin duda también inciden en la sostenibilidad de la empresa.
Por su parte, Isabel Alonso compartió la visión que desde Eje&Con llevan años siendo agentes de cambio para impulsar que haya más mujeres en la alta dirección y consejos de administración.
Alonso también puso de manifiesto la necesidad y el gran valor de la diversidad, basada en el equilibrio entre hombres y mujeres y en la igualdad. Así, en el proceso de redacción de su Código de Buenas Prácticas, decidieron eliminar los términos liderazgo femenino y masculino y hablar de competencias de liderazgo, liderazgo tradicional y liderazgo de futuro. Un liderazgo este último que ya es del presente, donde la diversidad es una ventaja y está asociado a la empatía, gestión del cambio, creatividad, cooperación y en el que debemos ambicionar que sea más ético, transparente y sostenible.
Por otro lado, Alonso también expuso que la crisis ocasionada por el Covid, ha supuesto un parón en las agendas de igualdad de las organizaciones, aunque es optimista en que se seguirá avanzando en las organizaciones y a nivel legislativo; y ha animado a las mujeres a ser más ambiciosas y no dudar en acceder a ámbitos que puedan parecer más masculinos. Para ello, es muy importante la educación desde los colegios y visibilizar el éxito alcanzado por mujeres del mundo empresarial, político o del emprendimiento, que puedan ser referentes.