Análisis de las competencias necesarias en los jóvenes para la empleabilidad
En el actual contexto de cambio, la transformación digital y la continua evolución de las tecnologías que impactan en nuestra vida, también lo hacen en el mundo laboral, donde determinados perfiles profesionales desaparecen y surgen otros nuevos, que requerirán de unas competencias diferentes.
La tasa de paro en los jóvenes de 16 a 24 años en España se sitúa en el 28,5%. La variable fundamental para explicar la evolución en el nivel de empleo de un país es el crecimiento económico. Sin embargo, algunas tendencias globales como la automatización, la revolución digital, el envejecimiento demográfico o la expansión de la gig economy tienen un impacto específico sobre la naturaleza y el volumen del empleo, más allá del ciclo económico.
Esto lleva a que las personas que se incorporen al mercado laboral deben contar con una serie de competencias que permitan primero su incorporación y posteriormente su desarrollo profesional.
Pero ¿cuáles son las competencias y habilidades que serán necesarias en el nuevo contexto del trabajo y en qué grado las tienen desarrolladas las nuevas generaciones?
Para conocer un poco más sobre este tema, desde la Universidad Europea, en colaboración con la Fundación máshumano se ha realizado un estudio, enfocado en establecer la relación que existe entre las competencias que serán demandadas en el futuro por las empresas y el nivel de éstas, que tienen los futuros trabajadores.
Las primeras se han identificado a partir del informe de la consultora McKinsey “Defining the skills citizens will need in the future world of work” de junio 2021.
Para valorar las segundas, se ha realizado un estudio de campo sobre una muestra de 180 jóvenes de 16 a 30 años residentes en España, a través de una encuesta de 100 preguntas elaboradas por psicólogos de la Universidad Europea, donde se estableció una clasificación en función del nivel de estudios de los encuestados, y de su rama de conocimiento. En este análisis se obtuvieron más de 180 respuestas.
Esta investigación, dirigida por experto del equipo de la Universidad Europea, como Gema García Rojas, profesora del departamento de Economía, Manuel Primo, Director del Máster en RRHH y Federico Soto, profesor del área de Economía y Empresa, ha permitido extraer algunas conclusiones que exponemos a continuación.
Tomando como base la citada investigación realizada por McKinsey, seleccionadas 50 habilidades fundamentales se agruparon en cuatro categorías: cognitivas, digitales, interpersonales y de autoliderazgo. Dentro de estas categorías, se establecieron 12 grupos de habilidades, como el pensamiento crítico, la comunicación, la organización del trabajo, el emprendimiento, o las relaciones sociales, entre otras.
Posteriormente, se estudiaron las 4 categorías y los 12 grupos de habilidades, analizando dentro de cada uno de ellos las competencias que más destacan en los jóvenes y las que más refuerzo necesitarían. En este sentido, lo que muestra el estudio es que las 4 están por encima del 3 lo que indican que los jóvenes encuestados poseen en gran medida estas competencias (en escala de 1 a 5). Las que más refuerzo requieren son las del grupo de “liderazgo”, y en lo relativo a “competencias digitales”, si bien el uso de la tecnología, capacidad de aprendizaje digital y ética digital tienen un nivel muy positivo, el estudio también denota una falta de competencias informáticas de programación y ciberseguridad.
Poniendo el foco en el análisis de los 12 grupos de habilidades, en general se muestra que la fluidez digital es la competencia más desarrollada entre los encuestados. Sin embargo, la comunicación y el conocimiento de uno mismo deberían mejorarse. Nos detenemos en cada una de las habilidades.
Pensamiento crítico: Los datos muestran una buena capacidad resolutiva de los jóvenes acerca de sus problemas, aunque hay margen de mejora en hacerlo de forma racional. La comprensión de sesgo, es una de las capacidades que se deben desarrollar porque les permitirá resolver problemas de forma más asertiva.
Comunicación: Como decíamos antes, es una de las capacidades menos desarrolladas según este análisis. El uso de las redes sociales para relacionarse y la lectura de textos muy breves, a veces sin estructura, es lo que actúa en contra de la inteligencia lingüística que es clave para el desarrollo de la comunicación y del autoconocimiento. También debe reforzarse la falta de escucha activa, la capacidad de síntesis y la extracción de información relevante.
Organización del trabajo. La organización del trabajo no recibe una puntuación muy alta, mientras que más del 60% de los jóvenes parecen tener agilidad mental.
Capacidad. Se percibe cierta dificultad para adaptarse a los cambios, algo necesario en el actual entorno cambiante. Sin embargo, los encuestados muestran un nivel elevado de escuchar y aceptar distintas opiniones y de integrarlas en las decisiones.
Autoconocimiento, auto gestión e inteligencia emocional, son de las capacidades que se deben mejorar, ya que de ellas depende el desarrollo de otras muchas habilidades. También, según la encuesta, es preciso corregir la falta de confianza en uno mismo, la incapacidad de controlar su comportamiento y el no ser capaces de expresar lo que sienten.
Emprendimiento. Las capacidades para ser emprendedor están razonablemente desarrolladas, pero de cara al futuro, donde el emprendimiento tendrá gran impacto en la economía, sería importante reforzarlas.
Orientación al logro. Aunque la obtención de conocimientos y habilidades es cada vez más accesible, parece necesario reforzar la habilidad del autodesarrollo y la de saber hacer frente a la incertidumbre.
Movilizador de sistemas. En este campo, parece que destaca más el desarrollo de la persuasión y las habilidades para negociar, que la creatividad y la inspiración.
Relaciones sociales. Aquí sorprende la baja puntuación de la humildad, siendo ésta una capacidad básica para adquirir y potenciar el resto. Además, la sociabilidad, pese a ser una generación de grandes usuarios de redes sociales, parece estar poco desarrollada.
Efectividad en el trabajo. La mayoría de los encuestados mostraron no ser motivadores (quizás por no tener claro el significado de este concepto), pero sí tienen la capacidad de empoderar muy desarrollada dentro del conjunto de capacidades.
Fluidez Digital. Es el grupo de competencias más homogéneo en cuanto al desarrollo de las mismas, estando las tres (uso de la tecnología, capacidad de aprendizaje digital y ética digital) en un nivel muy positivo. Sin embargo, el estudio también denota una falta de competencias informáticas, sobre todo en lo que se refiere a programación y ciberseguridad.