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Tener hijos, ¿forma parte del proyecto vital?

Un 83 por ciento de madrileños entre 20 y 29 años quiere tener hijos pero lo aplaza por su trabajo.

Según el estudio realizado por la Cátedra Extraordinaria de Políticas de Familia Acción Familiar de la Universidad Complutense “Tener hijos, ¿forma parte del proyecto vital de los madrileños? Maternidad, paternidad y trabajo remunerado en la Comunidad de Madrid 2017”.

Durante las últimas décadas se han producido cambios importantes en los comportamientos sociales que han dado lugar a modificaciones en las principales variables demográficas que nos alertan sobre un importante envejecimiento de la población, debido fundamentalmente a: un aumento de la esperanza de vida y la falta de nacimientos. El 97,6% de los nacimientos habidos en España en 2015, procedieron de padres y madres con edades comprendidas entre los 20 y 45 años de edad. Esto exige conocer la situación de este grupo de población para entender los factores que explican la caída de la fecundidad y poder abordar el reto demográfico ante el cual se encuentra toda Europa. 

El estudio pone de manifiesto la complejidad del tema y señala que las medidas a tomar exigen el compromiso de todos. Para una mejora de la relación entre la vida laboral y el cuidado de los hijos, se requiere la participación de múltiples agentes: desde el Estado y las empresas, hasta los agentes sociales y educativos. Pero muchas veces olvidamos que el cambio requerido no vendrá dado desde fuera, sino que es un cambio que necesita del papel activo de las personas.

Este trabajo estudia la situación de los residentes en la Comunidad de Madrid con edades comprendidas entre 20 y 45 años, en relación con la tenencia de hijos y a su equilibrio con el trabajo remunerado y sus principales resultados muestran que:

La mayoría de los jóvenes integran a los hijos propios en su proyecto vital. El deseo de tener hijos está muy presente en la población entre 20 y 45 años de edad, residente en la CM; sobre todo, en los jóvenes entre 20 y 29 años, el 83% así lo manifiestan.

Sin embargo, los resultados de la encuesta indican que las personas entre 20 y 45 años residentes en la CM están teniendo menos hijos de los deseados: desean en promedio más de dos hijos (2,3), pero el número real no alcanza los dos (1,8).

Se produce un aplazamiento en la tenencia de hijos, mayoritariamente por un cambio en las prioridades vitales de las personas jóvenes, anteponiéndose a ellos la consolidación y ascenso profesional en el trabajo, el bienestar material, el ocio y la libertad de movimiento.

Aparecen cambios en sus prioridades vitales, anteponiendo otras experiencias para las que “no estar atado” a ninguna responsabilidad como la que representan los hijos, es muy valorado.

En cuanto a la edad ideal para tener los hijos, casi la mitad de las mujeres (47%) señala que le gustaría tener su primer hijo entre los 30-34 años, lo cual concuerda con la edad media a la maternidad en la CM: 32,6 años en 2016. El 40% de las mujeres y el 34% de los hombres consideran que la edad máxima para tenerlos oscila entre los 40-44 años.

 

Los comportamientos, deseos y valoraciones difieren entre hombres y mujeres, observándose un cambio significativo, respecto a las actitudes de las generaciones anteriores, ya que la proporción de hombres que desean tener (más) hijos (67%) es mucho más elevada que la de mujeres (53%).

Quienes provienen de familias con mayor número de hijos –cuatro y más- tienen, a su vez, hijos propios en mayor proporción. Esto sugiere que la existencia de hermanos actuaría como incentivo para tener hijos propios.

El alto valor personal que se otorga tanto a la vida familiar como a los hijos contrasta con una percepción de escasa valoración social, lo que puede hacernos pensar que se vean empujados por un cierto rechazo social, no tanto a no tener hijos, como a no tener lo que la sociedad considera “muchos hijos”, es decir más de dos.

La estabilidad laboral, personal y económica son las condiciones más valoradas para tener hijos. Y las opciones de flexibilidad en el trabajo, que posibiliten disponer de tiempo real para compartir con los hijos, aparecen con una alta valoración en el discurso de los entrevistados.

Entre los motivos para no tener más hijos se encuentran: En los padres con un solo hijo, la falta de estabilidad laboral (46%) y la falta de ingresos suficientes (41%) aparecen como las razones principales para no aumentar la familia. Para quienes aún no tienen hijos, la limitación de la vida personal (51), las preocupaciones que suponen los hijos (45%) y la falta de ingresos suficientes (45%) son las principales razones.

La percepción mayoritaria es que la llegada de los hijos afecta negativamente la valoración profesional en el ámbito laboral, hasta el punto de limitar las oportunidades de promoción o generar directamente problemas en el trabajo.

La relación entre familia y trabajo es descrita como “complicada”. Debido a factores relacionados con el tiempo, tanto por su escasez como por la falta de flexibilidad. El estrés del ritmo de vida diario al que están sometidas las parejas de doble ingreso con niños pequeños, es especialmente acusado en Madrid.

En cuanto a las medidas de apoyo más valoradas para superar las dificultades de cara a la tenencia y educación de los hijos, la flexibilidad en los horarios de trabajo aparece en primer lugar.

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