Tener en cuenta la dimensión humana es fundamental en los procesos de ERTE
Tomás Pereda, responsable de la Red de empresas máshumano, ha participado en el Encuentro Kreab “Los ERTEs tras el estado de alarma y medidas alternativas”, para debatir sobre las circunstancias de esta medida, una vez finalice el estado de alarma, abordándolo en un doble plano: desde el punto de vista normativo y desde el punto de vista de la gestión de las personas y el retorno a sus puestos de trabajo, tras una pandemia que está generando un gran cambio social.
En el encuentro también han participado Montse Rodríguez, Directora del área laboral de BDO, Diana Rodríguez Redondo, Socia de Laboral de Ashurst y Elena de la Mata, Directora del área de Comunicación Interna de Kreab.
Desde el punto de vista de la gestión de personas, Tomás Pereda ha afirmado que cualquier medida de desvinculación deberá estar enmarcada dentro de la transparencia, la comunicación, la objetividad y el respeto a la persona en todas las fases del del proceso: desde los momentos previos, al de la propia comunicación de la medida, y también en la fase posterior de reincorporación, en el caso de los ERTES.
Los momentos difíciles son el momento de la verdad para realizar una buena gestión del talento. Para Pereda, “con relación a las empresas, las personas tenemos memoria y no olvidamos cómo se han hecho las cosas en momentos complicados. Por eso, debe haber continuidad en la forma de actuar de las empresas, tanto en momentos de bonanza como de dificultad, poniendo siempre en el centro a las personas.” Así, “si has gestionado bien, si has comunicado bien, si lo has hecho con transparencia, si has aplicado criterios sensatos y centrándote en la parte más humana... las cuestiones legales y más técnicas encajarán de manera más natural y las personas podrán llegar a compartir, o al menos entender mejor, los criterios que se han seguido”.
En este sentido, se ha puesto de manifiesto que durante la crisis del Covid-19 muchas organizaciones han gestionado con el corazón, demostrando una gran responsabilidad con sus empleados y con la sociedad en general, lo que ha hecho crecer los índices de satisfacción y la productividad de las personas. Pero en los momentos en que hay que tomar decisiones complicadas, como son los ERE o ERTE, las personas van a exigir que se mantenga esa línea de responsabilidad con las personas.
“Esto será crucial para que tus empleados no pierdan la confianza y el compromiso con la empresa; y también para la captación de nuevo talento, que sigue siendo un bien escaso, sobre todo en perfiles más digitales, en un momento en el que son más necesarios que nunca. Esos perfiles técnicos van a tener donde elegir, y se decantarán por trabajar en empresas que hayan hecho las cosas bien y hayan gestionado bien a las personas durante todas las etapas de la crisis”.
El regreso de los profesionales después de un ERTE y su productividad a la vuelta, es un aspecto que preocupa a las empresas. Para ello, Tomás Pereda ha apuntado que dependerá de cómo se haya hecho la desvinculación y cómo haya sido la relación y el cuidado de la persona, durante el período de desvinculación “es fundamental realizar una correcta gestión de todo el proceso para no deteriorar la relación con las personas, y seguir así manteniendo su compromiso y vinculación”
Retos de la legislación ante la explosión del “teletrabajo”
Aunque la experiencia vivida durante la crisis no es una referencia válida de teletrabajo, porque nos hemos limitado a transferir el esquema presencial al virtual, ha servido para demostrar que cuando ha habido confianza y las personas se ha visto cuidadas, han respondido. La agilidad ha funcionado y ha provocado que estructuras más planas hayan sido más efectivas que las tradicionalmente más jerárquicas, lo que demuestra que el modelo está cambiando hacia entornos con mucha más incidencia de lo virtual.
En este sentido, la dificultad estará en transferir la experiencia de comunidad, la cultura y valores a ese modelo mixto “on-off”, en esos entornos menos presenciales. Además, el sistema deberá evolucionar, hacia un Smart working flexible de verdad, donde será preciso establecer medidas eficaces para garantizar la autonomía y la desconexión digital.
Por lo tanto, la legislación tiene un gran reto ya no solo en el corto plazo de la desescalada, sino en los modelos de trabajo flexibles y digitales que irrumpirán en ese futuro cada vez más cercano, que sin duda precisarán de un importante cambio normativo.